práctica insurgente, investiga, prototipa y reprograma lenguajes; conecta ciencia y sensibilidad, interfiere sistemas cerrados, abre métodos y produce experiencias colectivas que reconfiguran relaciones y posibilidades.
Territorio
no es recurso es comunidad, historia y lucha. En CordilleraLab lo defendemos desobedeciendo cajas negras, liberando tecnologías y tejiendo redes que devuelvan poder a quienes lo habitan.
Ciencia
es bien comúnexperimentación reproducible, datos abiertos y protocolos compartidos que dialogan con saberes locales, evitando extractivismos y construyendo soluciones verificables, reparables y útiles para las comunidades.
Tecnología
es alianza entre saberes vivos y prácticas ancestrales, compone ritmos del entorno y gestos de oficio para codificar vínculos, ampliar autonomía y diseñar herramientas comunitarias.
Colectiva
es método y pacto corresponsabilidad, cuidados, y gobernanza abierta que distribuye decisiones, comparte aprendizajes y sostiene procesos largos, sin jerarquías rígidas ni protagonismos individuales.
Resistencia tecnológica
es sostener autonomía: elegir herramientas libres, auditar código, reparar y documentar, rechazar plataformas extractivas y construir infraestructuras compartidas que devuelvan control a quienes crean y aprenden.
Experimentación
es permiso para errar y aprender, prototipos rápidos, registros claros, iteraciones públicas; cruzamos métodos, abrimos procesos y convertimos preguntas en dispositivos útiles para comunidades diversas.
Hackear el sistema
es reescribir reglas: abrir dispositivos, desarmar lógicas de control, infiltrar conocimiento libre y cuidado colectivo para redirigir recursos, construir atajos comunitarios y devolver agencia a los márgenes.
“Un espacio para la experimentación, la resistencia tecnológica y la co-creación cultural en la intersección entre arte, ciencia, tecnología y territorio.”